Ficha: Prisciliano Sánchez 323

Guadalajara Romántica / Centro Histórico

PRISCILIANO SÁNCHEZ 323

Entre Colón y Galeana

Arquitecto: ?
Cliente: ?
Año de construcción: 1908 

Ubicada sobre la calle Prisciliano Sánchez, una cuadra al poniente del Jardín de Aranzazú, está esta casa de finales del porfiriato, en muy buen estado de conservación exterior. La casa fue vecina del tristemente ausente Hotel Imperial (ver: Los Edificios que Guadalajara Extraña), cuyo lugar ahora ocupa un edificio comercial de cuatro pisos, sin mérito arquitectónico alguno.

La casa es, en mi opinión, una de las más atractivas de su tipo en la ciudad, especialmente por su estado de conservación; la única modificación significativa que presenta, es la conversión de las puertas del lado oriente de planta baja, que antes eran dos delgadas que terminaban en arco de medio punto, y ahora es rectangular con cortina metálica. La planta baja, fuera de eso, conserva bien tratada la cantera, de terminado ligeramente almohadillado. La puerta principal parece original, aunque pintada en un desafortunado color blanco.

La segunda planta -el piano nobile– muestra gran ejecución en el labrado de la cantera, especialmente en los pedimentos de las ventanas. Éstas son siete, donde las ubicadas en los extremos y las del centro son individuales, mientras que las otras se muestran en ajimez, con pedimento más alto y elaborado. Un balcón corre a lo largo de todo el segundo nivel, ensanchado frente a las cinco ventanas centrales, y con un barandal de hierro forjado de gran calidad. De destacarse también son las ménsulas debajo del mismo, seis en total, las cuatro centrales siendo de proporciones más grandes de lo que el estilo normalmente acostumbraba. Finalmente, la cornisa de pequeñas proporciones cede jerarquía al frontón central, dividido, y con un mascarón al centro. Debajo de éste, la fecha de construcción labrada; 1908. Una balaustrada remata la fachada.

Según Ramiro Villaseñor*, en la casa estuvieron las oficinas del Lic. Antonio Murúa, abogado originario de Mazatlán, Sinaloa; la Alianza Mexico-Rusa, y varias escuelas. Hoy en día, la casa tiene como inquilinos a un centro de impresión e internet, y una tienda de ropa de moda para dama. Los tiempos cambian, con ellos los inquilinos, y la casa ha visto a todos pasar por la calle de Prisciliano Sánchez por 107 años.

*Villaseñor, T. III, p. 321

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