
Guadalajara Moderna / Zona Country Club
AV. AMÉRICAS 999
Torre Américas
Entre López Mateos y Colomos
Arquitecto: Gómez Vázquez Aldana Arquitectos (GVA)
Cliente: Antonio Hemuda Debs
Año de construcción: 1970
El cruce de las avenidas López Mateos, Américas y Circunvalación Jorge Álvarez del Castillo, también conocido como la Glorieta Colón, es uno de los más importantes focos sociales y económicos del poniente de la ciudad. El cruce es la frontera entre cuatro importantes barrios del municipio de Guadalajara: Lomas de Guevara, Providencia, Country Club y Santa Tere.
Los primeros tres, zonas de clase media y alta, hogar de infinidad de comercios, oficinas y vivienda. Lomas de Guevara, colonia habitacional setentera ahora en transición hacia un uso mixto; lo mismo Providencia, sólo que aquí encontramos tierra y propiedades con algunos de los precios más elevados de la ciudad; y el Country Club, zona pequeña pero de alto valor inmobiliario para torres de departamentos de clase alta. Por otro lado, Santa Tere, uno de los barrios más tradicionales de la ciudad (más sobre Santa Tere aquí), une el poniente con el centro de la ciudad, y por años ha sido lugar típico de comerciantes, mercados, talleres y vivienda.
A unos pasos de esta intersección, comienza la famosa «Zona Financiera» de Guadalajara, ese aglomeramiento de edificios de oficinas, y desde la construcción del Hotel Fiestamericana Country y Punto Sao Paulo hace un par de años, restaurantes, comercios y hoteles. Aunque últimamente los corporativos bancarios se han trasladado a la zona de Puerta de Hierro, aún existe una gran actividad del sector financiero en la zona, que ostenta vistas envidiables hacia el campo de golf del mencionado club.
En este contexto, el los arquitectos José Manuel y Jaime Gómez Vázquez Aldana diseñaron a principio de los años 1970’s, uno de los primeros rascacielos de Guadalajara (el primero, sin lugar a dudas, fue el Condominio Guadalajara, de Julio de la Peña, en 1963), Torre Américas. Hasta hoy, al encontrarse libre de vecinos de altura, continúa siendo una referencia de la zona, mucho más visible que el monumento a Cristobal Colón que le da nombre al referido cruce.
Guadalajara era a mediados de los años 1960’s una ciudad en crecimiento, de alrededor de 1 millón de personas. El centro económico de la ciudad, por primera vez más de 400 años, comenzaba a distanciarse del centro; primero fue la ampliación de las Avenidas Juárez y 16 de Septiembre en 1948; la ciudad creció hacia el sur hasta el Agua Azul, donde se instalaron grandes negocios y bodegas, así como rascacielos (Condominio Guadalajara y Hotel Hilton). Luego en 1969, con la apertura de Plaza del Sol, la ciudad experimentó su cambio económico geográfico más drástico. Los desarrolladores comenzaron a voltear a las afueras de al ciudad para construir; el centro dejó de ser el centro de la vida tapatía.
Frente a la entonces Glorieta Colón, un grupo de empresarios liderados por el Sr. Antonio Hemuda Debs, empresario de ascendencia libanesa y sin duda uno de los promotores inmobiliarios más importantes de la ciudad, adquirió un terreno triangular de unos 3,500 m2, que ocupaba la totalidad de la cuadra formada por las Avenidas López Mateos, Américas y la calle Colomos. En él, encargó a los arquitectos Gómez Vázquez Aldana el proyecto para una plaza comercial con una torre de oficinas para renta.
Los hermanos Gómez Vázquez decidieron ocupar la totalidad del predio desplantando una Plaza comercial con locales comerciales de un sólo nivel, con estacionamiento en la azotea (una novedad para la época). En la esquina frente a la Glorieta Colón, el punto más importante del terreno, decidieron desplantar una torre tipo aguja de 26 niveles. Estos, con superficie de aprox. 250 m2 cada uno, tendrían vistas nor-oriente y sur-poniente, con un espacio especialmente atractivo con vistas nor-oriente hacia el monumento a Colón.
El concepto del edificio es, desde mi punto de vista, genial. La torre se desmarca por completo de los vecinos -presentes y futuros- al aislarse en la esquina más alejada del predio, frente a la glorieta, y sin posibilidad de que otro edificio bloqueé las vistas inmediatas de la misma. El centro comercial que ocupa el resto del predio también le sirve de amortiguamiento hacia las cuadras al sur-poniente. El resultado de este planteamiento es que la verticalidad de la torre se acentúa de manera sobrecogedora. Sus 93 metros de altura parecen 150, al no tener edificios cercanos por ninguno de sus lados.
La torre está planteada de forma sencilla, con un núcleo de 2 elevadores rodeados de las escaleras de servicio. En el exterior, la torre fue forrada de mosaicos de mármol blanco que hacían parecer a la torre como una especie de imponente obelisco habitable. Durante su construcción -y hasta la fecha-, en Guadalajara difícilmente se podía aclarar una discusión sobre cual edificio era el más alto de la ciudad: El Condominio Guadalajara, o Torre Américas. Debido a la falta de planos reales para consulta, hasta hoy es muy complicado establecer esta discusión, que ya es obsoleta debido a la construcción de varios edificios más altos. Pero ello contribuyó a la fama de los dos inmuebles.
Hoy en día, a pesar de que sigue siendo referencia de la zona, la Torre Américas se encuentra en estado lamentable. En una visita a la misma pude constatar que si el exterior del edificio está en mal estado, el interior lo está peor. Los elevadores no se han cambiado y están ya fuera de norma; el mantenimiento de las áreas comunes es lamentable, y los pisos, pintura y estado general de conservación es patético. Es una lástima que una obra tan importante como lo fue ésta, se haya dejado al abandono por sus propietarios. Y ahí entra la segunda parte de este argumento.
Si bien es verdad que el edificio en su época fue de vanguardia, los tiempos cambian y deben cambiar también los edificios. El estacionamiento del mismo es insuficiente para la época, lo que hace complicado rentar las oficinas a locatarios de prestigio. Esto baja los valores de renta que a su vez hacen que el edificio se apenas rentable económicamente. Lo sugerible sería que se construyera estacionamiento subterráneo debajo del área de los locales, lo cuales posteriormente se podrían reconstruir con incluso más área rentable para justificar la inversión.
Adicionalmente, sufre la Torre de un mal que aqueja al 95% de los edificios de oficinas en la ciudad: está completamente «fileteado». Es decir, tiene muchos dueños, lo que dificulta la toma de decisiones, el gasto común para mantenimiento y remozamiento, y prácticamente desecha la posibilidad de que el edificio sea adquirido por un fondo de inversión o un inversionista privado que quiera inyectarle dinero para su restauración y re-comercialización.
Mientras los condóminos deciden qué hacer con la propiedad, esta continúa desgastándose, tirando poco a poco sus mosaicos de mármol al vacío, dejando una fachada parchada y vieja que nos hace recordar que el edificio ha sido testigo de una zona que se moderniza mientras éste se deteriora por el paso del tiempo.
Tremendo desperdicio. Las oficinas tienen una vista excelente, y el proyecto arquitectónico está muy bien pensado. No tiene problemas de insolación excesiva, lástima que esté actualmente así.
una muestra de que en México no sabemos trabajar en equipo
Tal vez te refieres a que lo han dejado sin mantenimiento apropiado, no? El esqueleto estructural de este edificio es uno de los mejores de Guadalajara, pero la cubierta, el pellejo que lo cubre necesita cuidado constante, algo que los dueños no están interesados en proporcionar. El edificio está padrísimo, en una zone excelente. Me imagino que la renta puede pagar ampliamente el mantenimiento.
Podría remodelar se como departamentos habitacionales, creo que quedarían padrísimos, por su vista y ubicación.
Ese edificio siempre me gustó. Tenía yo la impresión de que el diseño estructural había sido hecho por uno de mis maestros de la facultad de ingeniería. Alguien sabe el nombre del diseñador estructural?
¿Alguien tendrá los planos? ¿Qué me pudiera hacer el favor de pasármelos? me sería de mucha ayuda! muchas gracias!