Calz. Revolución 56 – Casa Kunhardt

Calz. Revolución 56 – Casa Kunhardt – fachada (foto Xavier Iturbide, 2022)

Guadalajara Romántica / Centro Histórico

CALZ. REVOLUCIÓN 56 – CASA KUNHARDT

Entre Calzada Independencia y Degollado

Arquitecto: Arnulfo Villaseñor Carrillo
Propietario Original: Theodor Kunhardt Richertz
Año de construcción: Aprox. 1890

En el pequeño tramo de calle llamado Calzada Revolución Poniente, existe esta casa de cantera rosa que fue propiedad del empresario alemán nacionalizado mexicano, Theodor Kunhardt Richertz (1816-1892). La casa destaca por parecer fuera de lugar en una cuadra de la que ésta es el único recordatorio de una Guadalajara que existió hace más de 100 años.

Kunhardt Richertz nació en Lübeck, Alemania. Trabajando para la empresa familiar, se embarcó a los 17 años hacia Chile, donde trabajó para su hermano un año; pasó luego por Nicaragua, Guaymas (Sonora) y finalmente Mazatlán, Sinaloa. Allí caso con María Laura Urrea Amarillas, siendo cónsul de Prusia en Mazatlán, y para 1852 ya residía en Guadalajara. Kunhardt perteneció a una generación de empresarios alemanes que, atraídos por las oportunidades en México, llegaron a convertirse en protagonistas de la industria. Junto con otros paisanos de él como Karl Behn (también originario de Lübeck), Jan Ohrner y Jörg «Papi» Schneider, crearon empresas de importación, almacenes de novedades, cervecerías, fábricas, clubes sociales y hasta se hicieron hacendados.

Calz. Revolución 56 – Casa Kunhardt – fachada (foto Xavier Iturbide, 2022

Casi al final de su vida, el señor Kunhardt encargó al joven ingeniero Villaseñor la construcción de su casa. Un par de cosas son interesantes; la primera es que la casa fue desde inicio construida con la intención de tener locales comerciales en la planta baja; el acceso a la parte habitacional es por medio de dos pequeñas puertas que llevan cada una a una escalera independiente que sube a la parte residencial. La mayor parte del frente está dedicado al comercio; de cada lado hay dos grandes puertas comerciales con locales independientes. La segunda, es que incluso en 1892, la zona era ya bastante comercial y era raro para un gran empresario escoger tal lugar para residir, contrario a la mayoría que estaban ya eligiendo las «Colonias» del poniente de la ciudad para construir sus grandes residencias. Era quizá el carácter frugal, muy Prusiano, de Kunhardt el no malgastar dinero en frugalidades tales como una mansión. También podría ser el caso que otro alemán muy destacado en la época, Jorge «Papi» Schneider, residía en su propia casa con local comercial abajo apenas una cuadra al poniente frente al jardín de San Francisco, casa por cierto diseñada por otro alemán, Ernesto Fuchs.

La casa diseñada por Villaseñor, como lo mencionamos, es una construcción de dos niveles con claros propósitos opuestos; la planta baja comercial y la alta residencial. Entonces, la calle era igual de ancha pero la ausencia de coches y el empedrado seguramente le daba un aire provincial, y juzgando por fotografías de la época, la casa de Kunhardt era quizá la única con fachada de piedra, encontraste con las casas vecinas, regionales de adobe con aplanados de tierra y cal. Y es precisamente en la piedra o cantera rosa que la elección de Villaseñor ha resultado dolorosa; ésta es tan suave y porosa que el tiempo ha sido implacable, con sus balaustradas y marquesinas desmoronándose por las lluvias y la contaminación. Otras casas de Villaseñor han sufrido el miso destino, sobre todo la casa de Albino Branca (Pedro Moreno 525) construía de cantera amarilla, muy llamativa pero igual de porosa. Otras de cantera gris obra del mismo arquitecto están casi intactas (Hidalgo 838 o Miguel Blanco 901).

Calz. Revolución 56 – Casa Kunhardt – detalle de fachada (foto Xavier Iturbide, 2022

Destaca de la casa el diseño rusticado horizontal de la piedra, que hace ver más ancha e imponente la fachada logrando que la percepción de tamaño de la casa sea mayor, a pesar de estar desplantada en un solar de apenas 25 metros de frente. Un rosetón en medio de la fachada es el único ornamente que el Ingeniero Villaseñor decidió poner en la casa, pues el diseño del corte de la cantera hubiera abrumado cualquier intento de ornamentarla. El juego de luces que la textura le da a la casa es el único adorno que necesita. Es posible que la casa haya tenido alguna balaustrada que se ha perdido con el tiempo. La carpintería original de la casa, diseño del Ingeniero Villaseñor, se mantuvo hasta 2017, cuando fue inexplicablemente reemplazada por herrerías utilitarias en puertas y ventanas, sin queja ni castigo del Ayuntamiento de Guadalajara. Quedan los balcones originales, tres en planta alta, corridos de tres y dos ventanas de longitud.

La casa pasó, a la muerte de Kunhardt Richertz, a varios descendientes de él de forma sucesiva hasta hace pocos años que la vendieron fuera de la familia. La casa ha sido vivienda, imprenta, agencia de motocicletas, escuela, oficina, taller y tienda de telas.

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