Templo de San Francisco de Asís

Templo de San Francisco de Asís, conjunto general (foto: Xavier Iturbide, 2021)

Guadalajara Romántica / Centro Histórico

TEMPLO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS – 16 de Septiembre 295

Entre Revolución y Prisciliano Sánchez

Arquitecto Original: Desconocido
Propietario Original: Orden de los Franciscanos
Año de construcción: 
1580 (fundación), remodelado y ampliado 1668

Este templo formó parte del monasterio franciscano que se estableció prácticamente de forma simultánea a la fundación de la ciudad. Sabemos que la construcción del templo inició en 1580, aunque también es cierto que gran parte del templo que hoy vemos data de finales del siglo XVII, cuando se decidió ampliarlo hacia 1668. Sin embargo, dicha ampliación se llevó a cabo sobre gran parte de los cimientos originales del templo del siglo XVI.

La torre del campanario es una copia de las originales de catedral. Destaca su portada de tres cuerpos, de estilo barroco, producto de la ampliación del siglo XVII, y en especial sus columnas salomónicas que enmarcan la puerta y que son también, copia de las de Catedral. Las modas cambian y las iglesias no son la excepción a la regla; en 1825 se sustituyeron los interiores churriguerescos de gran talla se sustituyeron por unos altares neoclásicos, de moda en la época. Un incendio, provocado según se cuenta, obligó a la reconstrucción total de su interior en 1936.

En 1860, como consecuencia de Juárez y las Leyes de Reforma viene la exclaustración. En 1861 se demolieron las capillas de San Antonio de Padua y San Roque y el cerco de piedra que circundaba al convento. Parte del convento se vendió. En los terrenos de la huerta estuvo la Estación del Ferrocarril Central Mexicano, exactamente a espaldas del templo, que abrió en 1888. En el centro del jardín de San Francisco estuvo el monumento al Gral. Ramón Corona, hoy situado en la Calzada Independencia.

Arquitectura y fachada

Visto desde la plaza, el templo se presenta como un bloque severo de muros de sillar y mampostería rojiza, sobre el que se recorta, casi como un telón teatral, la fachada barroca de cantera gris. Esta portada funciona como un auténtico retablo de piedra: tres calles verticales y tres cuerpos horizontales, rematados por un gran arco mixtilíneo que suaviza la transición hacia el cielo. El conjunto se levanta sobre un basamento sobrio que asienta el edificio frente al atrio convertido hoy en plaza pública.

Templo de San Francisco de Asís, detalle de fachada (foto: Xavier Iturbide, 2021)

La puerta principal es de arco de medio punto ligeramente rebajado, enmarcado por un intradós finamente labrado con roleos, follajes y motivos vegetales. A cada lado, columnas salomónicas de fustes estriados y retorcidos se apoyan sobre pedestales robustos y suben a sostener entablamentos quebrados. Estas columnas, inspiradas directamente en las de la Catedral, refuerzan el aire barroco del conjunto y añaden una sensación de movimiento y teatralidad que contrasta con la pesadez de los muros laterales.

En el primer cuerpo, dos hornacinas laterales alojan imágenes de santos franciscanos sobre ménsulas de cantera; repiten el mismo esquema en el segundo cuerpo, donde un ventanal cuadrado con vitral —protegido por una reja de hierro— ocupa el eje central y permite la entrada de luz al coro. El tercer cuerpo se concentra en la hornacina superior, coronada por una concha y flanqueada por pequeñas esculturas, que funciona como remate devocional del conjunto. Sobre el arco mixtilíneo corre una crestería de pináculos y pequeños contrafuertes que recuerdan el origen conventual del templo.

La torre campanario, adosada al costado norte, es de base cuadrada y remate octagonal, con vanos de medio punto enmarcados por pilastras y balconcillos de cantera. La parte superior, con su linternilla y la cruz de hierro, se percibe casi como una maqueta reducida de las torres catedralicias, tanto por el manejo de los cuerpos escalonados como por el recurso de la cantera bicolor. El reloj circular incrustado en uno de los paños del fuste habla de las adaptaciones decimonónicas que el edificio fue recibiendo para seguir cumpliendo su papel como hito urbano.

Detrás de la fachada asoma la cúpula sobre tambor octagonal, revocada y pintada en tonos rosados, que delata intervenciones posteriores al barroco original. La combinación de la fábrica pétrea tosca de los muros laterales, las cicatrices de antiguas construcciones conventuales y la portada barroca minuciosamente tallada resume bien la historia del conjunto: un templo que nació con la ciudad, que se vistió a la moda del barroco novohispano y que, a fuerza de incendios, reformas y exclaustraciones, sigue siendo uno de los puntos de referencia más claros del primer cuadro de Guadalajara.

Templo de San Francisco de Asís, detalle de fachada (foto: Xavier Iturbide, 2021)
Templo de San Francisco de Asís, fachada principal (foto: Xavier Iturbide, 2021)
Templo de San Francisco de Asís, conjunto general (foto: Xavier Iturbide, 2021)

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