
Guadalajara Moderna / Analco
20 DE NOVIEMBRE 164
Entre Aldama y Fortunato Arce
Arquitecto: Estudio Hidalgo (Álvaro Beruben, Graziano Brau)
Año de construcción: 2023
En una ciudad como Guadalajara, cuyo centro histórico fue progresivamente abandonado durante las últimas décadas, proyectos de vivienda con intención social se vuelven gestos de resistencia urbana. En calles donde las noches son oscuras y la vida cotidiana ha dado espacio a dinámicas inciertas, la recuperación del habitar se convierte en un acto político. Tal es el caso del edificio de 20 de Noviembre, una intervención modesta en escala pero ambiciosa en propósito: repoblar el corazón de la ciudad.
El proyecto ocupa un terreno de 700 metros cuadrados a sólo una cuadra de la famosa Arena Coliseo, en el barrio de Analco. El edificio ocupa el predio de loq ue fue una bodega, sustituyéndola por un edificio de vivienda colectiva que combina departamentos y locales comerciales en planta baja. Su diseño parte del estudio de tipologías locales, construidas en Guadalajara en la época de oro de la vivienda colectiva en las décadas de los 1960s y 1970s, adaptadas al contexto social del centro de Guadalajara. El edificio se organiza en torno a un patio central que funciona como vestíbulo exterior y espacio de convivencia, protegido por la disposición escalonada de los volúmenes y por una densa vegetación que regula el microclima y absorbe el ruido urbano.


La escalera exterior, visible desde todos los niveles, se convierte en un elemento estructural y simbólico: un recorrido que articula la vida cotidiana y favorece el encuentro entre vecinos. Los volúmenes, de alturas variables (entre tres y cinco niveles), conservan hacia la calle una escala compatible con el entorno urbano inmediato. En el frente, la planta baja mantiene el uso comercial original y una pequeña unidad habitacional destinada al conserje, figura tradicional de la vivienda colectiva tapatía que “mantiene los ojos en la calle” y refuerza la seguridad comunitaria.
El acceso principal, mediante un zaguán enrejado, prolonga la transición entre lo público y lo privado. El juego entre sólidos y transparencias —muros de ladrillo, celosías, cancelería metálica y vidrio— crea un equilibrio entre protección y apertura, mientras que el color verde claro y los materiales aparentes evocan una modernidad contenida, más funcional que ostentosa.
El Edificio 20 de Noviembre no pretende ser un experimento formal, sino una lección de urbanismo pragmático: demuestra que la densificación del centro puede realizarse con escala humana, sentido social y racionalidad arquitectónica. Su éxito radica en volver habitable lo que otros consideraban inhabitable, y en recordar que repoblar el centro no es solo un proyecto urbano, sino un acto de reconciliación con la ciudad.






20 de Noviembre 164, Álvaro Beruben (foto: Xavier Iturbide, 2025)


