Dominando la esquina de la Calzada del Campesino y la Calzada del Águila desde hace más de ochenta años, este cuartel de bomberos —hoy también sede de la Unidad Municipal de Protección Civil— constituye uno de los ejemplos más notables y mejor conservados de la arquitectura funcionalista con acentos art déco en Guadalajara.

La composición de la fachada responde a una lógica claramente funcionalista: un frente simétrico que organiza sus usos en dos niveles bien diferenciados. En la planta baja, los amplios portones metálicos de vivos colores permiten la entrada y salida inmediata de los vehículos de emergencia; mientras que en la planta alta se ubican oficinas, salas de reunión y vestidores, vinculados entre sí por el clásico tubo deslizante que aún conserva su propósito original: agilizar el acceso de los bomberos a las unidades en caso de emergencia.

Un artículo del periódico «El Informador» del 23 de junio de 1944, menciona lo siguiente:

«El Cuartel de los Bomberos
El cuartel que para alojar al cuerpo de bomberos se está construyendo en terrenos anexos a los que ocupan los edificios de la Exposición Agrícola y ganadera, van adelantados, pero no obstante serán activados por órdenes expresas del señor Gobernador, con el fin de que la obra quede terminada antes de un mes. Contando ya con el nuevo cuartel, desde luego serán puestos a la disposición de los bomberos los nuevos aparatos que fueron adquiridos por la Defensa Civil y que se encuentran sin estrenar. Son las intenciones de que el servicio de Bomberos, abandonado por tantos años en Guadalajara, se ponga a la altura que merece la ciudad. El cuartel se está construyendo con los adelantos más modernos en la materia, y con las comodidades que merecen los hombres del fuego, y dotados con los nuevos aparatos recibidos formarán u cuerpo digno de Guadalajara.»

El elemento más distintivo del conjunto es la torre de ladrillo aparente, de proporciones esbeltas y líneas verticales marcadas, que recuerda tanto a un campanario cívico como a una torre de observación. Sus gestos geométricos, propios del art déco tardío, refuerzan la presencia simbólica del edificio en el barrio y lo convierten en un verdadero hito urbano. La torre, además de su carga estética, cumplió en su origen funciones prácticas como punto de avistamiento y lugar para el secado de mangueras.

El edificio se mantiene sorprendentemente íntegro respecto a su diseño original de 1944. Salvo algunas ampliaciones laterales para albergar nueva infraestructura, su imagen conserva el equilibrio entre la sobriedad funcional y la monumentalidad cívica. La tipografía art déco del rótulo “Cuartel de Bomberos” y la fecha de construcción grabada en la fachada han contribuido a consolidar su carácter icónico. Para los vecinos de la colonia Moderna, el cuartel no es solo una instalación pública, sino un símbolo de identidad barrial, cargado de memoria colectiva y orgullo urbano.